Filosofía Lúdica: “El deseo del saber, algo innato en los niños”

El deseo de saber nos acompaña desde el momento en que nacemos, en los primeros años de vida desarrollamos el lenguaje que nos permite expresarnos y empezar a hacer preguntas a las personas que nos rodean. ¿Esto qué es? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se llama? …. Desde muy pequeños, estamos intrigados con nosotros  mismos, con el mundo y con los demás. ¡Queremos saber y jugar a pensar! Además, nos asombramos de todo aquello que no entendemos o nos sorprende. Esta curiosidad y este asombro configuran una predisposición para filosofar.

Fue por los años 80 cuando se empezó a hablar del movimiento de  Filosofía para Niños (FpN), propuesto en Estados Unidos por Matthew Lipman y su colaboradora Ann Margart Sharp . Y desde ese movimiento inicial se  han ido haciendo adaptaciones metodológicas para acercar la filosofía a los más pequeños y dar respuesta a sus preguntas, uno de los programas más potentes que existe en la actualidad es Proyecto Noria. Creado por Angélica Sátiro, doctora en Pedagogía e investigadora reconocida con el título de Estudios Avanzados en el doctorado de Filosofía de la Universidad de Barcelona, e Irene de Puig I (GrupIREF) maestra y licenciada en Filosofía y Filología Catalana.

Ellas proponen cuentos filosóficos como vehículo para conocer, pensar, debatir. Para aprender, para saber y ayudar a formar el ser. Sus propuestas abarcan dos vertientes: cuentos filosóficos para los pequeños y guías para los adultos que acompañan a los niños a partir de los 3 años. 

Desde hace varios años vengo trabajando de manera teórica y práctica con los alumnos de educación infantil con este material y me he dado cuenta que jugar a pensar a corta edad permite a los niños usar el lenguaje y el conocimiento de forma más profunda. Adquieren un vocabulario amplio, empiezan a poner voz a sus ideas y hay formas comunicativas que les ayudan a expresarse en todos los lenguajes (corporal, plástico, musical, etc.), además de introducirse en las prácticas dialógicas.  

Lo que busco en mis clases  es desarrollar en los pequeños las habilidades de pensamiento que les van a permitir pensar mejor de forma crítica, creativa y ética. Utilizar las lecturas de los cuentos nos invita a problematizar sobre un tema de interés social o medioambiental. Entender a los niños cómo ciudadanos y hablar con ellos de problemas reales como la guerra,  la pandemia,  la vida,  la magia, el trabajo, la evolución, la belleza, la contaminación, los recursos naturales,….etc.  Son algunos de los temas sobre los que los niños se hacen preguntas y cuestionan cosas. Ayudarles a ir buscando respuestas es una tarea bella y delicada en la que es importante omitir el juicio y no juzgar, dejarles que saquen  todas las ideas que les vengan a la cabeza, aunque sean absurdas,ilógicas, ridículas, etc. Merece todo mi respeto y cuidado.

Es importante entender y dominar cada una de estas habilidades de pensamiento y saber cómo las accionamos y potenciamos a través de nuestro trabajo. Saber cómo los niños piensan y cómo podemos intervenir para que aprendan a pensar mejor es lo más importante de todo esto.

Las habilidades son  estructuras que todos los humanos tenemos que nos hace ser más hábiles, más capaces de hacer algo. Las habilidades de pensamiento cuando son estimuladas nos ayudan a pensar mejor. Pensar todos pensamos, pero podemos aprender a pensar mejor, y desde mi perspectiva eso precisa de un estímulo y cuanto antes se empiece mucho mejor. 

Entiendo la palabra mejor de 3 maneras: crítica, creativa y cuidadosamente. O sea, podemos aprender a pensar mejor críticamente cuando somos capaces de dar buenas razones, establecer buenos criterios, relacionar bien causas y consecuencias, partes y todo, entre otras cosas. Aprendemos a pensar mejor creativamente  cuando desarrollamos nuestra capacidad de imaginar, de visualizar, de razonar analógicamente,  de buscar alternativas, etc. Y, somos capaces de pensar mejor a nivel ético, o sea cuidadosamente, cuando pensamos en las consecuencias, hacemos mejores inferencias, interpretamos mejor nuestras propias acciones y las de los demás. Estas palabras remarcadas son algunas de las habilidades de pensamiento que creo importante  desarrollar en mis alumnos. Y, si empezamos a desarrollar todo esto desde niños podemos crecer con una capacidad mental mejor que la que tendríamos si no hiciéramos este trabajo de estímulo y de potencialización de las habilidades de pensamiento.

Los niños construyen sus propias ideas con otros y razonan dentro de su lógica mezclando realidad y fantasía. Me encanta escucharlos y ver cómo explican sus ideas de forma lúdica. Los pequeños no piensan mal, todo lo contrario. ¡Exploran, investigan y desarrollan la creatividad! Y esta maravilla de esfuerzo cognitivo debería aprovecharse mejor. Me da pena, que algunas personas, eduquen pensando que los niños piensan erróneamente y que hay que arreglar su modo de pensar. Es por esto, que mucho de la capacidad creativa de los humanos se pierde durante el proceso educativo de la niñez. Cuando llegan a la adolescencia muchos de los jóvenes ya no preguntan, ya no especulan, ya no imaginan, ya no creen que pueden flexibilizar su manera de ver el mundo y de explicarlo. ¡Es una lastima!

Por eso, con este  artículo, quiero invitar a educadores y a familias  que escuchen a  la infancia, que les den la oportunidad de hacer preguntas , de expresar sus ideas, que les permitan hacer sus razonamientos y aplicar su lógica. 

Estamos en un momento social a nivel global donde parece que es importante no pensar por sí mismo y dejar que “las masas” te arrastren sin más. ¿Dónde queda nuestro pensamiento? ¿Y la libertad de usarlo? ¿Sabemos más ahora que antes? Estamos en la era digital y tenemos más información que nunca, pero … ¿Es verdadera información?, o ¿Estamos en un momento total de desinformación?. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros alumnos a ser mejores pensadores en estos momentos? ¿A buscar información, seleccionar, comparar , contrastar…?  ¿A hacer su propio análisis y llegar a su propio resultado o conclusión? Hoy en día, muchos tienen  intereses personales, económicos , políticos e intereses de todo tipo que buscan que las personas no piensen por sí mismas. 

Es importante hablar, dialogar, escuchar otros puntos de vista diferentes al tuyo y construir pensamiento en colectividad. Enseñar a los pequeños desde edades tempranas esta metodología dialógica les hará mejores pensadores mañana y ojalá sean el motor propulsor de una  sociedad mejor, más justa, más tolerante, más respetuosa y con unos valores más sólidos.

¡¡¡Me siento orgullosa de ser profesora de filosofía  lúdica y ayudar  a mis alumnos  a ser  mejores pensadores de forma crítica, creativa y ética!!!

Julia García
Profesora de Filosofía Lúdica de Early Years